Nuestros voluntarios reciben formación sobre la vida y la dimensión espiritual de Santa Teresa de Jesús

Más de 200 voluntarios se dieron cita el pasado sábado en la sede de la Universidad de la Mística para asistir a la primera de las sesiones de formación sobre la vida y la espiritualidad de Santa Teresa. Una formación esencial para desempeñar sus funciones una vez que dé comienzo el V Centenario el próximo 15 de octubre.

El carmelita Javier Sancho, director de la Universidad, fue el encargado de impartir una interesante charla en la que descubrió aspectos interesantes y a veces poco conocidos de la vida de la mística abulense. Por ejemplo, su "dispersa" adolescencia y el sentimiento de culpa que forjó durante su estancia en el convento de Gracia. O sus enfermedades, quizá psicosomáticas y derivadas de ese sentido de pecado y de su idea primitiva de un Dios castigador. Una relación con el Señor que cambia durante su estancia en la Encarnación, convento al que ingresa en un primer momento no muy convencida pero dispuesta a expiar sus culpas, y donde descubre al Dios misericordioso, lleno de amor.

También habló sobre los episodios místicos de la Santa, dejando bien claro que para ella no eran primordiales, porque lo verdaderamente importante era gozar del amor de Dios y saber comunicarlo. De hecho, comentaba Sancho, "las experiencias místicas de Teresa se dan en sus primeros años como religiosa. No son un signo de su santidad, sino episodios de una etapa de inmadurez espiritual. Cuando Teresa alcanza esa madurez en la fe, esos momentos místicos desaparecen".

Y un hecho que llamó la atención a los voluntarios: su firme defensa de la dignidad de la mujer. En una época en la que las mujeres se encontraban sometidas al criterio del varón, la Santa propone la estancia conventual y en clausura para que las mujeres se desarrollaran íntegramente y redescubrieran su dignidad más allá de los deseos y voluntades de los hombres.

En definitiva, un acercamiento sencillo y más que interesante a la figura de nuestra querida Teresa, que no dejó indiferente a nadie, y que supo llamar la atención de unos voluntarios que ahora conocen un poco mejor a la Santa que van a tener que explicar a los miles de peregrinos que nos visiten en los próximos meses.