viernes, 9 de mayo de 2014

"El voluntario es el rostro visible de la Iglesia de Ávila"

Hace ya algo más de 3 meses, la diócesis hizo una llamada a sus fieles para que fueran partícipes de la celebración del V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa, ejerciendo como voluntarios. Es momento para analizar su figura, su importancia, y aclarar algunos conceptos que han suscitado críticas de algunos. Lo hacemos con una entrevsita al Delegado diocesano para el V Centenario, Jorge Zazo.

-  Los voluntarios fueron llamados por la diócesis, allá por el mes de enero, y, a día de hoy, cuando aún sigue abierto el plazo, podemos decir que las inscripciones van a buen ritmo.
-  Debo decir que estamos superando nuestras expectativas, gracias a Dios. Al principio hubo una pequeña timidez a la hora de apuntarse, probablemente debido al desconocimiento de la gente y a algún problemilla que tuvimos con la página web. Pero a fecha de hoy, ya estamos por encima del número que nosotros estábamos manejando. Así que, ciertamente, yo estoy muy contento.

-  Sorprende mucho la gran cantidad de jóvenes que se está comprometiendo con este voluntariado.
-  Los jóvenes son quienes tienen claro que hay metas altas en la vida, y que estas metas se consiguen gracias a la propia entrega. Y sí, tenemos muchos jóvenes, mucha gente dispuesta a colaborar. En Ávila hay una Pastoral Juvenil y una Pastoral Universitaria que están muy vivas. A los jóvenes que nos leen, les invito a acercarse a ellas, porque descubrirán una apuesta diocesana que da frutos, grupos de chicos fantásticos, amigos de Jesús con una gran capacidad de entrega, que ciertamente hacen cosas fascinantes por la Iglesia, por la ciudad y por ellos mismos. Estos jóvenes saben que al final van a recibir más con esta experiencia de voluntariado de lo que probablemente den.

-  Además, muchos de ellos repiten la experiencia de haber sido voluntarios en la JMJ
-  ¡Claro! Porque cuando uno prueba lo que significa que “hay más alegría en dar que en recibir” (como dice San Pablo), repite.

-  Jorge, ¿qué significa ser voluntario?
- Ser voluntario significa ofrecer una parte del tiempo y una parte del trabajo gratuitamente al servicio a una empresa noble. Hay distintos tipos de voluntariado en nuestra sociedad: hay voluntariado que se lleva a cabo en acciones benéficas, hay voluntariado que se lleva a cabo en acciones deportivas, hay voluntariado en acciones lúdico – festivas, y hay voluntariado que se lleva a cabo en empresas de interés común. Siempre el voluntariado implica la generosidad por parte del voluntario, que quiere colaborar con una causa.

-  En este caso, la forma de ser de la propia Iglesia, que nos llama a la comunión y la corresponsabilidad, también impulsa este tipo de actitudes altruistas.
Conviene recordar que la Iglesia vive de limosnas. La Iglesia puede desarrollar su actuación gracias a la contribución que hace cada ciudadano que paga sus impuestos tachando la casilla de la Declaración de la Renta, gracias a los donativos económicos que los particulares entregan en la diócesis o en su parroquia, y gracias a los donativos de tiempo y de trabajo que las distintas personas realizan. Aquí es donde hablamos de voluntariado dentro de la Iglesia: catequistas, visitadores de enfermos, los que atienden el servicio del Culto Divino, los que ayudan en las tareas de atención social y caridad, los monaguillos, …, hasta los que ayudan a dar la Comunión cada domingo en la Eucaristía. El voluntariado es una limosna no en dinero, pero sí en tiempo y en trabajo. Si no tuviéramos esa “limosna” del voluntariado, la labor de la Iglesia sería imposible.

Jorge (en el centro), el día de la presentación de la
convocatoria de voluntarios para el Centenario
Centrándonos en el voluntariado del V Centenario en sí, recordamos que hace ya algo más de tres meses, la diócesis hacía un llamamiento a sus fieles a participar como voluntarios en este gran evento. ¿Cuáles van a ser exactamente sus funciones?
Son tres. En primer lugar, van a ayudar a que estén abiertas algunas iglesias que, habitualmente, están cerradas al culto. En segundo lugar, van a ayudar a los peregrinos que quieran y lo soliciten a rezar en estos lugares. Y en tercer lugar, van a contribuir a cuestiones de intendencia e infraestructura en la preparación de los grandes eventos programados.

Recordamos que esos grandes eventos son la inauguración (octubre de 2014) y la clausura del Centenario (octubre de 2015), momentos claves como el propio día del Centenario (28 de marzo de 2015), o el Encuentro de Jóvenes y el Congreso Internacional Teresiano (agosto de 2015). E incluso, la hipotética visita del Papa: podrían ser voluntarios en ese momento tan especial, lo que sin duda será les pueda llamar más la atención.
Bueno, eso depende. A cada uno le llama la atención una cosa. Yo creo que es importante recordar que el voluntario es el rostro visible de la Iglesia de Ávila ante todos los peregrinos que lleguen.

Por tanto, incidimos, van a ser voluntarios de la Iglesia, al servicio de la Iglesia en estos tres ámbitos que se han señalado. Para ello, supongo que tendrán que recibir una formación.
Me gustaría matizar un par de cuestiones en este sentido. Hay que recordar que el V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús es un evento que no va a suponer a la Iglesia católica ningún beneficio económico, ni lo pretendemos. De hecho, es previsible que se produzca más bien lo contrario: unas pérdidas económicas para la propia diócesis, que ya ha tenido que poner dinero para este evento. No nos importa esta inversión económica porque el fin de la Iglesia es conseguir que los hombres conozcan a Jesucristo, lo amen, lo sigan y compartan con él su resurrección, su victoria sobre la muerte. Como éste es el fin de la Iglesia, un fin de índole espiritual, y no perseguimos un beneficio económico, todo tendrá que hacerse con la colaboración de gente que quiera participar gratuitamente. Como no vamos a sacar dinero de este evento, no tenemos, por tanto, dinero para pagar a los posibles actores que colaboren en él. Así que, o hay voluntarios, o este evento no podrá desarrollarse, al menos con las dimensiones con las que se ha previsto.

La segunda matización es respecto a la formación que van a recibir estas personas. Uno puede ser voluntario independientemente de su grado de fe, porque la Iglesia la forman no sólo los que ya han alcanzado la patria del cielo, sino gentes que estamos en búsqueda, en un camino espiritual con distintos grados y etapas. En cualquier caso, va a ser importante que conozcan algunos puntos básicos para su función como voluntarios, que son sobre los que van a formarse. Primero, quién es Santa Teresa de Jesús, y por qué esa mujer del siglo XVI sigue teniendo la fascinación que ejerce en nuestros días. Segundo, cómo actuar ante emergencias sanitarias o de orden público. Y tercero, en qué lugares van a desarrollar su voluntariado. En este sentido, tendrán una pequeña introducción histórica y artística a los distintos lugares teresianos. Pero que no tema nadie. Los voluntarios no van a quitar el puesto a los touroperadores, guías o profesionales del turismo.

Me parece importante señalar esta cuestión: los voluntarios, por tanto, no van a ser guías turísticos.
En ningún caso. Lo que van a tener es una mínima cultura general, como la que se enseña en institutos y colegios, para poder distinguir un retablo barroco de una estructura renacentista. Pero ni se les va a autorizar por parte de la diócesis, ni esperamos que ocupen el puesto de ningún guía turístico. Siempre me gusta poner esta comparación: el hecho de que tengamos conocimientos elementales de informática, no quita trabajo a los que hacen la carrera de Ingeniería Informática; o que una madre sepa cómo se cura el catarro de su hijo no es ningún problema para los profesionales de la salud. Lo mismo sucede con el arte: que uno tenga unas nociones mínimas, básicas, rudimentales del arte de su ciudad es algo bueno, que incluso ayuda a los profesionales de ese ámbito. Desde luego, por parte de la diócesis podemos garantizar a todos los guías turísticos que los voluntarios no van a ser, ni se han pensado nunca, como competidores de los guías turísticos.
Jorge, junto al Obispo de Ávila, y el P. Antonio González
(Secretario Gral de la Fundación del V Centenario)

Más bien, un complemento.
Sobre todo, por poder responder cuando algún grupo pregunte algo sobre cuándo ha sido construida una iglesia. No vas a decir que San José es románico, porque probablemente los visitantes miren con cara rara la educación en España y en nuestra ciudad.

Al hilo de lo que comentabas hace unos momentos, me gustaría hacer hincapié en un detalle importante. En las últimas semanas, determinados grupos políticos han criticado esta campaña de captación de voluntarios para el V Centenario. Argumentan que un evento de estas características, que podría generar (y estamos seguros de que así será) amplios beneficios económicos, se esté optando por voluntarios antes que por potenciar la contratación de desempleados. No sé si quieres añadir algo más a este respecto. 
-  Como ya he dicho, la función del voluntario se debe a que esta actividad no tiene para la diócesis una finalidad económica. Por tanto, no podemos remunerar un trabajo, que seguramente será intenso, porque no vamos a sacar réditos económicos. Por otro lado, me resulta llamativo el hecho de que, cuando hay algunas iglesias que cobran por la visita precisamente para generar estos puestos de trabajo que permiten mantenerlas abiertas al turismo, los mismos que ahora critican la función del voluntariado critican también que se cobre por entrar en la Catedral o en San Vicente. Si no cobráramos por entrar en ellas, no podríamos tenerlas abiertas; es así de simple. A no ser que contáramos con el trabajo de unos voluntarios que, ordinariamente, no tenemos. Es, por tanto, un poco incongruente que, por un lado, se critique que se cobre en templos, y por otro se proteste porque no se generen puestos de trabajo.

Además, los beneficios que se van a generar gracias al V Centenario, serán beneficios para el Estado, para la ciudad, para hosteleros y para los comerciantes. Y, que yo sepa, ni hosteleros, ni restauradores, ni comerciantes, han pedido voluntarios. Ellos sabrán si necesitan o no incrementar sus plantillas. Hasta donde yo sé, quien ha solicitado los voluntarios ha sido la Iglesia católica (a través de la Diócesis y de la Orden del Carmelo) para sus propias actividades, que no pueden ser remuneradas porque, insisto, no generan actividad económica alguna para nosotros.

-  Por tanto, estamos hablando de voluntarios que se han pedido desde la propia Iglesia, para la propia Iglesia. No para administraciones públicas, ni para otro tipo de empresas privadas, que sí se beneficiarán de lo que traiga consigo la celebración del Centenario. 

-  Efectivamente. El trabajo de los voluntarios tiene un “plus” precisamente por ser gratuito. Al final, hay cosas que no pueden ser remuneradas. Uno puede pagar un trabajo que se realiza durante unas determinadas horas. Pero el voluntario es quien continúa ofreciendo una sonrisa, quien acoge. Quien, en definitiva, no sólo da tiempo, sino que se da a sí mismo. Y esta dimensión es, desde luego, pedagógicamente muy instructiva. No todo en esta vida puede lucrarse mediante contratos. A mi juicio, es una reducción economicista del trabajo humano.

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